Escrito a mano. La vida interior

Una calle anónima para la historia pero populosa y rica en recuerdos, no todos felices. Teníamos las explanadas embarradas y los charcos, los solares vacíos, el sol sobre las fachadas desnudas y las esquinas sin vuelta. La vida era triste y alegre a la vez y el hambre de la esperanza pronto sería sólo esperanza. No teníamos bicicletas, ni pistolas ni chicles sin azúcar y, hasta que llegó el asfalto, éramos pobres pero concurridos y el pasado mandaba callar a los hombres de más edad. Era un silencio de pacto sumiso e insolente que daba a habitaciones oscuras y tétricas, con panes escasos y mesas sin limpiar. Y los fusiles todavía humeantes no quedaban tan lejos, y quedaban fusiles y muertos por enterrar y muertos por desenterrar. Nosotros vivíamos con el fuego de los numerosos brazos familiares, sin contrabandos, atados los unos a los otros a la mesa camilla del cuarto de estar. Y entre el barro anónimo de la calle anónima los regueros del carbón conducían a sótanos irrespirables y barreños sin jabón. Con el tiempo, la calle populosa dejó también de serlo, los recuerdos mermaron y el anonimato se consolidó. La vida interior aún tardaría en llegar.

Ropa tendida

Los cuentos de Ropa Tendida se leen bien en el tren. A colada por estación, ocho estaciones. En todas me saluda Patricia Lodín, que lava las letras y las palabras con agua pura, a mano, con jabón natural. Es por eso que la prosa de Patricia no es precisamente una prosa ni seca ni áspera o de espuma gruesa, sino suave y ligera y rítmica y cadenciosa como el traqueteo de este tren. Nítida, clara, sin perfumes ni suavizantes añadidos. De las coladas de Patricia sale uno completamente mojado de misterio y cotidianidad, un ensamblaje posible donde soledades intactas y trajines rutinarios tienden sus trapos al sol, a merced de vientos unas veces crudos y otras cálidos e íntimos como un recuerdo o una canción. En la mayoría de estos cuentos, el narrador o la narradora encuentran la confianza de un personaje con el que Patricia hibrida una fórmula narrativa sin trampa ni cartón, construida en parte con el azar de las buenas literaturas y la inspirada fecundidad de una multicreadora. Soledades que se buscan o se encuentran y se deshacen o se reconocen en la cuerda floja de la supervivencia, soledades vestidas pero desnudas, más expuestas que acechantes, esperanzadoras y vivas, muy vivas. La cuadrícula urbana de Patricia acoge agentes inmobiliarios, limpiadoras de jardines, parados y paradas y personajes sin fortuna e irreverentes sin juicio o con demasiado juicio. Pura entraña. Las historias es mejor leerlas, no hay nada mejor que eso. Ropa Tendida es el primer título de PIEZAS AZULES un proyecto editorial hermosísimo cuya página web recomiendo visitar. Y CUADERNO DE MURUA NIÑO el blog a través del cual Patricia nos regala su talento. No se puede pedir más.

2018-01-09 14.50.17