Hace dos días las rosas, y hoy los claveles. Forman un buen equipo en una temporada donde la competencia es feroz. Hablo de naturaleza y símbolos, de memoria y sentimientos, la economía no produce ni flores artificiales. La rosa es el emblema de lo que siempre es y acompaña al libro para fortalecer un lazo de unión afectivo. Los claveles florecieron en la boca de los fusiles y Portugal se revolucionó. Dos fechas en el corazón de una estación que cada año promete futuro, un futuro que renueva su riesgo y la incertidumbre, en el mejor de los casos, promociona su vacío. Llenar ese hueco por venir de pétalos de esperanza mientras haya flores lo haremos siempre, y no había habido nunca tantas flores como en este mes de abril.
