El hombre que ayer por la tarde entró en la tienda llevaba dos bolígrafos en la mano, uno azul y otro rojo. Al princípio, me asustó. Abrió la puerta despacio, la cerró suavemente y luego se abalanzó hacia el mostrador, donde yo estaba. Una vez frente a mí, esbozó una sonrisa franca y confiada y agitó los dos bolígrafos en el aire. Le dejé hablar. Se presentó como un honrado trabajador golpeado por la crisis. Desde que cerró su empresa, algo más de un año, trabaja donde puede y como puede. Ahora atraviesa un crítico momento sin dónde ni cómo. Va de aquí para allá, se hospeda en albergues municipales y come en comedores solidarios. Con los bolígrafos se gana algo. Tiene familia pero no quiere saber nada de ellos. No le comprenden. Su actual compañera, una mujer de cuarenta y dos años sin trabajo como él y con la que le gustaría compartir su vida, es una buena persona, aunque sus hermanos digan que no. Si tuviera trabajo, podría alquilar un piso y llevarla a vivir con él. Sus hermanos dicen que ella es la mujer que ha echado a perder su vida, que es mejor que se olvide, que la deje y que se olvide. Sus hermanos dicen que las mujeres ahora sólo buscan su propio interés. Que no sea tonto. Dicen que la mujer de la que él está enamorado es una caprichosa, y eso no es verdad. Bebe los vientos por él. Por eso no quiere saber nada de ellos. Para él, la familia es una mierda. Bah, la familia. No tiene una sola cosa buena que decir de la familia. Le dije que yo estaba empezando a escribir de la mía por orden alfabético. Ah, entonces no le vendrán mal un par de bolígrafos! Es la voluntad.
Se lo pusiste fácil 😉
Eso de escribir de la propia familia por orden alfabético me ha gustado, mira.
Abrazo, Eladio
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En realidad no existe un mundo entero sino los mundos paralelos los que se cruzan de vez en cuando y entonces te das cuenta de que hay otros mundos los que nada que ver con el tuyo. Un abrazo
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Una observación muy correcta, Tatiana, no había visto ese perfil. Un beso.
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Buen relato, me ha gustado.
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Muchas gracias! Un saludo
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Supongo que le compraste los bolígrafos después de ese sermón. Yo habría hecho lo mismo. Lo menos que se puede decir de la familia es que es una inagotable fuente de inspiración como, al parecer, empezando por la a, te dispones a demostrar. Sigo con interés las entradas de este diario veraniego. Un abrazo.
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Gracias, Antonio, por estar siempre ahí. Un abrazo.
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Eso es marketing del bueno, captar la necesidad del producto que llevas para vender.👌👏👏
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Y lo difícil que es entender de bolígrafos
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y encender- los
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