Se sienta frente a mí una mujer. Es un ave de paso. Viene, come de mi mano, y se va. Antes de que se vaya, mucho antes de que se vaya, yo ya la espero. La espero mientras llueve, mientras nieva, mientras tengo las manos frias. Vuelve en abril y trae tormentas que no deseo. Aún así, le limpio las alas, le lavo el pelo, duerme feliz en mi cama de barro. Pero se cansa. Se cansa pronto y de todo. De las tardes lentas, de las noches largas, de los besos densos. Añora el cielo y añora las distancias, los meses sin mí. Me ama mientras vuela.
MUJERES SENTADAS Eladio Redondo ed. Beltrónica 2012
Me ha conmovido… Y no te digo más. Un abrazo Eladio
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Muchas gracias, Alvaro, ya dices mucho. Un abrazo.
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¡Ay, Eladio!, es precioso.
«Mujeres sentadas» ¿es un libro tuyo?, lo quiero leer.
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Gracias, Paloma, hice una edición encuadernándolo en mi taller, para regalar a los amigos. No lo puse a la venta. Tengo pendiente algunos, aún, si me pongo a ello(que no sé cuando será), me acordaré de tí. Gracias de nuevo y un abrazo.
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Sumamente hermoso Eladio.
Un saludo.
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Muchas gracias, por leer y comentar. Te visito pronto. Un saludo.
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Es un poema en prosa.
Un saludo.
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Estoy de acuerdo. Un abrazo, Vaverde.
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Una curiosa forma de amar. Supongo que la propia de las aves aunque no sean de paso. Saludos cordiales.
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Valen todas las suposiciones. Un abrazo, Antonio.
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Emocionante
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Gracias. Un saludo.
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Me gusta muchísimo! Saludos!
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Muchas gracias. Un abrazo
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Hermoso, sin saber exactamente por qué
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Muchas gracias! Un saludo
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Regreso a este punto desde su futuro. Casi debería incluir en el comentario de «Aviso: contiene spoilers», como se hace ahora con las reseñas de películas o series de tv.
Vengo de pasear con Marosa, sus dobles y sus hombres lobo; de admirar reciclajes con espaldas masculinas, de correr con Zatopek a través de un vacío de indiferente cansancio. Me he encontrado con un ciclista aderezado con mustio laurel, con un confite que, como todos los confites, se entretiene rellenando crucigramas; he buscado el equilibrio imposible entre la urgencia de la idea y la pausa necesaria para rematarla, me he visto en peligro de incendio inminente, en peligro por un crecimiento desbordado… me he reconocido en el trance poético capaz de cambiar el curso de una vida.
Y, sobre todo, he vuelto a disfrutar de tu formidable prosa.
Gracias por compartirla, Eladio. Un abrazo.
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Muchas gracias, Xibeliuss, paso un momento a saludarte. Me alegro mucho de encontrarte, pero a tu generoso comentario no le basta con un gracias. No abro el blog desde hace un par de semanas, e ignoraba, hasta ahora, casi todo de él. Pero a tí no te podía obviar. Voy a estar algunas semanas más fuera de su alcance, y de todo lo que le sostiene. Sabes bien que estas desconexiones son de tanto en tanto necesarias. Tengo que pensar qué hacer con él. Además, el taller exige en este momento todo mi tiempo, y estoy dispuesto a dárselo. Me alegra muchísimo poder saludarte, Xibeliuss, y espero que podamos volver a intercambiar comentarios y pareceres pronto. Un abrazo grande, amigo.
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Tranquilo, Eladio. Deja descansar el blog y dedícale al taller cuanto sea necesario. Ya nos reencontraremos con más calma ¡y tiempo! Abrazos
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Una realitat com un temple.
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